OPINIÓN: A un año de tu partida (Walter Mally)

La vida enseña, pero sino entendemos la lección, esa pedagogía está vacía. Sino la practicamos, ¿de qué sirvió vivirla?
En estos momentos, el amor, el cariño, la alegría y la búsqueda de la felicidad fue el primer recuerdo que llevo de mi padre; el que mejor inculcó en sus seres queridos.
Paso continuo, la voluntad, esa fuerza interna para seguir, sobreponerse, avanzar. Esa enseñanza siempre fue la piel de su corazón. Es el lápiz con que escribo estas letras.
La pasión, esa belleza sin prejuicios por vivir, esa forma loca de estar enamorado de su mujer, hijos, nietos, la persiguió con el mismo afán que corrió en las canchas detrás de la pelota; sin miedo.
Que la palabra no muera, que la tinta no se seque, que no habite el silencio si hay dos personas, ¿Quién no cruzó un puchito y una conversación con él?
Su inmensa humanidad, su bondad infinita de dar sin tener, de servir sintiendo amor y alegría del prójimo feliz, lo hacía sentirse vivo.
Sus enseñanzas, sus cariños, sus palabras, su mirada; todo lo que eso significa VIVIRAN.
Recordar a mi padre como un hombre digno, fraterno, que luchó siempre, es lo que queremos como familia que ustedes se lleven de él.
Dejarte partir es la prueba más difícil que nos has puesto, pero te honraremos siempre. Tu sangre corre libre y sencilla por la rambla de Montevideo; con tu padre, con tu hermano, con tu madre, pescando en la mar más inmensa.
Me hiciste un soñador, un hombre libre. Nos diste el amor como lenguaje y la fuerza como abrigo.
No hay nada más hermoso que haber sentido tu vida palpitar.
Ve y vive: el cielo es tu cancha y el edén tu mar.
“Te amo Papo”
Autor: David Mally – Sociólogo