El Día de los Patrimonios y el desafío de la conservación: ¿Cómo protegemos nuestra identidad biocultural?

El patrimonio biocultural de Chile es una expresión de la interacción entre su diversidad natural y las tradiciones culturales que se han transmitido a lo largo de generaciones. Actualmente, la importancia de preservar este legado se ha vuelto aún más evidente, especialmente con la celebración del Día de los Patrimonios, promovida por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, el 24 y 25 de mayo y que espera reunir a más de 3 millones de participantes en actividades presenciales y virtuales.
Dicho concepto, definido por el International Institute for Environment and Development, abarca desde semillas y paisajes hasta conocimientos y valores espirituales, todos interconectados en la vida cotidiana de las comunidades locales. En 2025, el Estado de Chile incrementó en un 204% los recursos destinados a la protección y conservación de sitios emblemáticos como el Parque Nacional Rapa Nui, las Iglesias de Chiloé, el Área Histórica de Valparaíso, las Oficinas Salitreras de Humberstone y Santa Laura, el Campamento Sewell. Esto, refleja un compromiso con la preservación del patrimonio cultural y natural del país.
“Cada territorio cuenta con una riqueza biocultural excepcional, donde la biodiversidad natural se entrelaza profundamente con las tradiciones, lenguas y cosmovisiones de sus pueblos originarios y comunidades locales. Este patrimonio no solo constituye una fuente invaluable de identidad y conocimiento, sino que también enfrenta desafíos urgentes que requieren protección y valorización”, señala Dazma Guzmán, encargada del programa Vivo Curimón de Fundación Lepe.
Cada año, cuenta Guzmán, el Día de los Patrimonios invita a conectar con los territorios que cohabitamos, a valorar las tradiciones locales y disfrutar experiencias participativas e inclusivas en torno a nuestra identidad, promoviendo actividades gratuitas que potencian la educación ciudadana y patrimonial, promoviendo el desarrollo de una sociedad más consciente, respetuosa y conectada con sus raíces.
“Un ejemplo concreto de dicha riqueza biocultural se encuentra en Curimón, en el Valle del Aconcagua, donde cada 4 de octubre se realiza la procesión de San Francisco de Asís. Más allá de la imagen del santo, la celebración involucra conocimientos, ritos y preparaciones que reflejan la identidad de la comunidad y su vínculo con el territorio”, explica.
Una instancia que se llevará a cabo este año para conmemorar la fecha, será un taller organizado por Fundación Lepe en el Parque Natural Cerro San Francisco de Curimón en la Quinta Región, para quienes quieran visitar dicho cerro isla, aprender sobre su flora nativa y poner las manos en la tierra. Los participantes aprenderán a crear bombas de semillas de especies propias de ese territorio, fomentando su propagación y ayudando a la restauración ecológica del cerro.
Se realizará el 24 de mayo, entre las 10:30 y las 14:00 horas. La actividad es totalmente gratuita y busca generar conciencia sobre el valor del patrimonio natural. Además, contará con la guía de monitores especializados y todos los materiales necesarios para la experiencia. Quienes deseen ser parte, pueden inscribirse en este link.
“Explorar, compartir y visibilizar el patrimonio biocultural es clave para su preservación. La curiosidad y la observación atenta permiten descubrirlo en el día a día, fortaleciendo el sentido de pertenencia y el respeto por las tradiciones que han dado forma a la identidad de Chile y del Valle del Aconcagua”, finaliza Dazma Guzmán.